Luis Benshimol: Phillip King vuelve a Nueva York
La galería neoyorquina Luhring Augustine presentó la muestra individual “Color, Space, Place“, exhibiendo las esculturas de gran escala de Phillip King. Esta exposición, en la que también se incluyeron las maquetas del artista, es la primera que realiza en Nueva York desde hace más de una década.
Color, espacio, lugar
El veterano escultor de origen inglés, Phillip King forma parte de la escena artística desde su aparición en la década de los 60, transitando desde sus inicios el medio. Con un estilo enteramente abstracto, King se ha dejado influenciar por el Pop Art y sus atrevidas formas de usar el color. Las esculturas de King mantienen una afinidad con la pintura en la interacción entre el aspecto formal del material y los vibrantes tonos con los que las cubre. Concreto, acero, fibra de vidrio, espuma de poliuretano y madera son sólo algunos de los materiales que emplea para dotar a la obra de fuerza y estabilidad, que luego le permiten jugar con el movimiento. Parte del interés de King es también la exploración del volumen de las superficies, manejándose con escalas y relaciones espaciales, lo cual esconde su gran apego a la arquitectura.
En el eje central de la exposición, se situaron dos de sus esculturas a gran escala –”Swirl” (2018) y “Blue Glow” (2016)–, ambas compuestas por planos geométricos que se cruzan entre sí en ángulos inclinados. El color tiene un rol fundamental en la delimitación de las superficies, que a veces parecen planas y uniformes, pero desde otros ángulos muestran profundidad y sombras. El trabajo reciente de King tiene como característica principal una ilusión de ligereza frente a la verdadera solidez de sus creaciones.
El color no sólo se queda en la escultura, sino que King trasciende en el concepto producido, pues añade también colores contrastantes en las zonas que rodean cada obra, utilizándolas como superficies complementarias a la uniformidad de cada obra y activando la arquitectura circundante a través de las paredes. Además, las maquetas permiten un acercamiento más íntimo con esculturas que normalmente sólo se pueden ver en espacios públicos y al aire libre.
La carrera continúa
Phillip King (Túnez, 1934) llegó a Inglaterra al final de la Segunda Guerra, donde inició en Cambridge sus estudios en lenguas modernas. En esa época empezó a coquetear con la escultura hasta que finalmente se decidió a estudiar la disciplina a tiempo completo en 1957, en la St Martin’s School of Art. Allí se codeó con grandes escultures como Anthony Caro, quien fue su profesor antes de convertirse él mismo en docente. Más adelante asistió a Henry Moore, lo que le permitió introducirse en trabajos de mayor escala.
En 1964, con 30 años, King tuvo su primer solo show en Rowan Gallery. En esa década fluyeron más exhibiciones, tanto en solitario como individualmente, tanto en Estados Unidos como en el resto de Reino Unido. En aquel momento, el escultor trabajaba el metal y el fiberglass. Ya en 1968 tuvo su primera retrospectiva en la Whitechapel Gallery y en 1997 fue el segundo escultor inglés –después de Henry Moore– en recibir el honor de una exposición individual en el Forte de Belvedere de Florencia. Formó parte del TATE hasta 1969, fue profesor de escultura tanto en Berlín como en la Escuela Real de Arte de Londres hasta 1990, y fue presidente de la Royal Academy hasta 2004. Desde entonces, continúa creando obra nueva.
La exposición estuvo abierta al público del 29 de junio al 10 de agosto de 2018 en Luhring Augustine, Nueva York.
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