Art Basel, un emporio del arte

Hace pocos días una de las ferias de arte más importantes del mundo cerró con sus acostumbradas cifras de escándalo, contando con la participación de un cerca de trescientas galerías, escogidas con un recelo indescriptible, los más grandes y exigentes coleccionistas del mundo y cientos de personalidades.

Art Basel se ha convertido para la crítica de arte en una dicotomía: por un lado el espacio en el que todas las personas involucradas con este mundo quisieran estar, y por otro, una feria vanidosa, cuestionable, en la que la frivolidad y la indolencia de sus participantes parece marcar las pautas.

Luis Benshimol

De acuerdo a la opinión de algunos críticos y periodistas, la cotizada feria de Basilea se ha convertido en el lugar en el que uno puede llegar a odiar a su artista favorito. Las múltiples obras que se exhibieron en los pasillos de este evento de arte contemporáneo, nos muestra cómo muchos creadores venden su ingenio para amoldarse al público que recorre este evento.

Luis Benshimol

Algunos más mordaces describen dichas obras como un buen ejemplo de “espectacularización, ingenios de feria…” incluso los ponen en la categoría de la decoración de interiores, sin menospreciar el arduo y dedicado trabajo que realizan los profesionales del interiorismo.
 
Luis Benshimol

Hoy por hoy el crecimiento de Art Basel es contundente y algunos la leen como un mundo en sí mismo, que tiene la capacidad de mimetizarse o superar a otros grandes eventos del arte contemporáneo, como la Manifiesta 11, bienal de arte de Zurich; la Documenta de Kassel, la Bienal de Venecia o un proyecto que ve luz cada década, el Skulptur Projekte Münster.

Con la plataforma Unlimited, con 88 proyectos a gran escala que fueron comisariados por Gianni Jetzer, el programa ArtBasel Film, a cargo de Maxa Zoller y la iniciativa Parcours de arte público, bajo la tutela de Samuel Leuenberger, esta feria helvética no tiene nada que envidiar a otros grandes eventos de masiva convocatoria.

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