¡NO TE LO PIERDAS! El MoMA rinde homenaje a Picabia
André Breton, una de las grandes figuras del Surrealismo,
dijo una vez que la única manera de dejar atrás el trabajo de Picabia,
era prepararse para lo nuevo de este autor, y es que el artista francés
se caracterizó por coquetear con múltiples géneros y tendencias artísticas, al punto que la resultante es una obra en conjunto ecléctica y variadísima.
Aunque Marcel Duchamp defendió con firmeza que a pesar de la variedad era reconocible en el trabajo de Francis Picabia su gran audacia y fuerza expresiva, las doscientas obras que componen la retrospectiva que el MoMA nos presenta hasta mediados de marzo de este año, es un verdadero desafío.
En primer lugar el visitante se enfrenta con la complicada tarea de entender que toda esa producción que se encuentra ante sus ojos fue obra de la misma mano. Picabia se caracterizó por experimentar con diversos géneros, en su mayoría figurativos, aunque también se decantó por la abstracción de la mano del Cubismo.
En esta retrospectiva, la primera que organiza el museo de La Gran Manzana sobre la obra de Picabia, podemos ver ensayos, experimentaciones, riesgos que no cualquier artista plástico correría, y es que Picabia prescindió de esa preocupación por encontrar su sello personal con tal de no limitar sus anhelos estéticos y creativos, que cambiaban con suma frecuencia.
La museografía de la exposición va de la mano con los avances cronológicos de las inquietudes artísticas de Picabia, por lo que encontramos en primer lugar a un artista que se inspiró en los estudios de luz impresionista de Monet, para luego saltar al puntillismo que definieron creadores como Sisley y Pissarro.
La situación económica acomodada a la que estaba acostumbrado, le permitió viajar y experimentar. Se convirtió en uno de los grandes embajadores del arte europeo en Nueva York, tendiendo un puente entre La Gran Manzana y las vanguardias que proliferaban en los convulsionados días de una Europa aquejada por los cambios, las guerras y las crisis.
Muchos especialistas de la obra de Picabia, al igual que grandes coleccionistas como [Luis Benshimol], le otorgan singular importancia a la etapa que desarrolló a finales de los años veinte, cuando se dedicó a la creación de notables transparencias.
La muestra del MoMA es, como indica la comisaria Anne Umland, una prueba fiel de los múltiples caminos que trazan la evolución del arte moderno.
Aunque Marcel Duchamp defendió con firmeza que a pesar de la variedad era reconocible en el trabajo de Francis Picabia su gran audacia y fuerza expresiva, las doscientas obras que componen la retrospectiva que el MoMA nos presenta hasta mediados de marzo de este año, es un verdadero desafío.
En primer lugar el visitante se enfrenta con la complicada tarea de entender que toda esa producción que se encuentra ante sus ojos fue obra de la misma mano. Picabia se caracterizó por experimentar con diversos géneros, en su mayoría figurativos, aunque también se decantó por la abstracción de la mano del Cubismo.
En esta retrospectiva, la primera que organiza el museo de La Gran Manzana sobre la obra de Picabia, podemos ver ensayos, experimentaciones, riesgos que no cualquier artista plástico correría, y es que Picabia prescindió de esa preocupación por encontrar su sello personal con tal de no limitar sus anhelos estéticos y creativos, que cambiaban con suma frecuencia.
La museografía de la exposición va de la mano con los avances cronológicos de las inquietudes artísticas de Picabia, por lo que encontramos en primer lugar a un artista que se inspiró en los estudios de luz impresionista de Monet, para luego saltar al puntillismo que definieron creadores como Sisley y Pissarro.
La situación económica acomodada a la que estaba acostumbrado, le permitió viajar y experimentar. Se convirtió en uno de los grandes embajadores del arte europeo en Nueva York, tendiendo un puente entre La Gran Manzana y las vanguardias que proliferaban en los convulsionados días de una Europa aquejada por los cambios, las guerras y las crisis.
Muchos especialistas de la obra de Picabia, al igual que grandes coleccionistas como [Luis Benshimol], le otorgan singular importancia a la etapa que desarrolló a finales de los años veinte, cuando se dedicó a la creación de notables transparencias.
La muestra del MoMA es, como indica la comisaria Anne Umland, una prueba fiel de los múltiples caminos que trazan la evolución del arte moderno.
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