Cruz-Diez a través de su Cromosaturación

Desde mediados de la década de los sesenta, el artista venezolano Carlos Cruz-Diez concentró sus esfuerzos en los estudios de la cromosaturación, apegándose a su filosofía de que el color es un elemento autónomo que ocurre en tiempo real, más allá de aspectos como la forma o el sustrato.

Los cromosaturaciones se relacionan con la premisa de que en el origen de toda cultura reposa un acontecimientos primario como suceso generador; una situación simple que da lugar al pensamiento, a la sensibilidad y, como fundamento de todas estas percepciones, a los mitos, entre otras manifestaciones.

Las cromosaturaciones constituyen un ambiente artificial que se encuentra compuesto por tres cámaras de color: una roja, una verde y otra azul. En estos espacios el espectador se sumerge en una situación monocroma absoluta y sirven como una prueba contundente de que el visitante puede apreciar la situación material y física del color que ocurre en el espacio, sin necesidad de la intervención de la forma o un soporte.

A lo largo de los años, Carlos Cruz-Diez ha desarrollado diversas cámaras de cromosaturación, algunas de ellas efímeras, como la que concibió en el año 1969 y que fue instalada en la vía pública de París, y otras que continúan en funcionamiento como parte de la colección permanente de algunos museos, entre ellos el Museo de la Estampa y del Diseño que lleva el nombre del artista, ubicado en Caracas. 

En la década de los setenta el artista caraqueño desarrolló tres cámaras de cromosaturación: la primera de ellas para la XXXV Bienal de Venecia, en 1970, la segunda como parte de la exposición 60/72. Douze ans d’art contemporain en France, celebrada en París en 1972, y el Laberinto de Cromosaturación que integró la muestra Cruz-Diez organizada en 1974 en Caracas.

Una de las últimas instalaciones de este estilo que ha sido desarrollada por al artista venezolano fue Chromosaturation pour une allée publique, llevado al Jardín de las Tullerías en París en el año 2012.