Luis Benshimol: Inoculación de Ai Weiwei en Chile

Ai Weiwei llega a Chile gracias a Corpartes, organización que ha preparado una exposición en la que se condensa la obra de uno de los artistas conceptuales más importantes y reconocidos de nuestro tiempo, por su labor de activismo social y político además de su contribución visual al panorama creativo. En esta muestra, se reúnen varias de las propuestas más emblemáticas del artista, reuniendo  30 instalaciones, esculturas, objetos, fotografías y vídeos.

 

Inocular: introducir en un organismo una sustancia que contiene los gérmenes de una enfermedad. Pervertir, contaminar a alguien con el mal ejemplo o la falsa doctrina.

Real Academia Española

Entrar por los ojos

 

Ai Weiwei, “Safe Passage”, 2015. Instalada en el Archivo Nacional de Chile. Foto: Artishock

Ai Weiwei, “Safe Passage”, 2015. Instalada en el Archivo Nacional de Chile. Foto: Artishock

 

Ai Weiwei (Pekín, 1957) aterriza en Santiago de Chile con una exposición que reúne varios de sus trabajos más influyentes de los últimos años. Los espacios de CorpArtes han recibido la retrospectiva, que cuenta con la comisaría del brasileño Marcello Dantas y la colaboración de Moneda Asset Management y Magnetoscópio. El proyecto de exposición es itinerante; ya ha pasado por Argentina y al terminar en Chile se dirigirá a Brasil. En adición a la exposición y aprovechando la ocasión, la instalación pública “Forever Bicycles” fue montada en la explanada del edificio de CorpArtes, “Safe Passage” en las columnas del Archivo Nacional de Chile, y el documental “Human Flow”, dirigido por Weiwei y que trata el drama de los refugiados alrededor del mundo, fue estrenado en territorio chileno.

 

Creo que el mundo hoy es un desastre total, y quizás tengamos buenas razones para tener una sensación casi del fin del mundo. Los problemas que vemos hoy algunas veces no son el verdadero problema (…) Creo que la sociedad humana aún no logra proveer una [buena] respuesta a nuestra trágica condición actual que, debe ser dicho, el capitalismo explota de muchas maneras. Nuestro entorno –no sólo el entorno de una llamada naturaleza humana, sino también del alma, mente y moral humana, y el entorno filosófico también– es tan trágico, y claramente marca que hoy tan pocas personas puedan ser críticas sobre los que no siempre somos bienvenidos, porque eso toca los principales nervios de esta estructura social.

–Ai Weiwei (Artishock, 2018)

 

Ai Weiwei, “Sunflower seeds”, 2008. Foto: Artishock

Vistas de la instalación de “Inoculación” en CorpArtes, Chile. Foto: Artishock

Vistas de la instalación de “Inoculación” en CorpArtes, Chile. Foto: Artishock

 

En una reciente entrevista realizada por Carolina Castro Jorquera y Nicolás Narváez para la plataforma de difusión de arte online Artishock, el artista hace un repaso por sus experiencias, influencias y vocación. La poesía marcó sus inicios en la expresión artística, pues su padre, el poeta Ai Qing, entendía el mundo a través de la belleza y la imaginación. En su opinión, la poesía hace al humano, humano. Lo cual explica de forma sencilla por qué su obra es tan peculiarmente poética y tan capaz de expresar, de forma abstracta pero directa, las realidades más trágicas de la humanidad. Weiwei toma el objeto y lo transforma reevaluando su significado más tradicional, cargándolo de actualidad, normalmente en forma de protesta. Es el caso de los chalecos salvavidas de “Safe Passage” que, recontextualizados, dejan de ser meros chalecos para convertirse en elementos poéticos, símbolos de la grave crisis que implica que millones de personas alrededor del mundo pierdan sus hogares o deban huir de sus países de origen para conseguir las condiciones vitales más básicas.

Tanto Ai Qing como Ai Weiwei han sido víctimas de su lenguaje. En ambos casos, su particular poesía fue objeto de persecución por parte del gobierno chino. Durante la revolución cultural, Qink fue acusado de derechista, forzado a trabajar en un campo en el desierto de Gobi y, finalmente exiliado. Lo mismo vino a ocurrirle décadas después al hijo, quien en 2011 fue interceptado y arrestado en el aeropuerto de Beijing. Permaneció preso un total de 81 días sin ningún tipo de acusación formal excepto una alegación de supuestos crímenes económicos. Desde que, en 2015, le fue permitido abandonar China, Weiwei vive en Berlín.

 

Vistas de la instalación de “Inoculación” en CorpArtes, Chile. Foto: Artishock

Vistas de la instalación de “Inoculación” en CorpArtes, Chile. Foto: Artishock

Activismo y empatía

Si hay una costante en el trabajo de Ai Weiwei es su intención de generar empatía en el espectador. A través de tanto sus propias vivencias, como las cruentas experiencias de su padre y, además, siendo testigo de las peores crisis humanitarias de nuestro tiempo, Weiwei ha sido capaz de identificar la inmensa relevancia que tiene elevar la consciencia colectiva de todas las problemáticas mundiales, para aportar soluciones reales. Sin embargo, también es una realidad que en el presente reinan la evasión y la ignorancia. Colectivamente existe una apatía paralizante, explica:

Si ves que 65 millones de personas están siendo forzadas a dejar sus hogares, este es el mayor relato de tragedia humana en la historia. Nunca tanta gente había sido desplazada. Lo que hay detrás de esas tragedias no son sólo guerras regionales, sino también la hambruna, la pobreza y problemas medioambientales, y la fuente de esas condiciones trágicas jamás ha cambiado (…) En cada momento trágico de la historia, siempre hay alguien lucrando, y es ese tipo de codicia que crea estos problemas. Siempre hay un interés nacional que se convertirá en parte del problema en el futuro; lo fue en el pasado y lo será en el futuro. No veo una solución clara a menos que nosotros, como humanidad, nos volvamos completamente conscientes de que si alguien es herido es problema de todos nosotros. Si no tenemos ese pensamiento y separamos cada problema como regional o local, entonces no seremos capaces de lidiar con estas situaciones trágicas, y eso es muy peligroso. Te cuestionas sobre la inteligencia humana, si ésta sigue ahí.

–Ai Weiwei (Artishock, 2018)

Weiwei considera que nuestra visión está totalemente fragmentada, nos dedicamos al ‘multi-tasking’, intentando resolver muchos problemas, no logrando solventar ninguno. De tal manera, su trabajo apela a la emoción, al sentimiento humano. Esta peculiaridad, cree, hace que no sea percibido como arte. Incluso él mismo no se considera propiamente un artista, pues su misión va mucho más allá.

 

Compromiso CorpArtes

Traer treinta obras del artista chino a Chile es toda una proeza cuyo provecho debe ser extraido a todos los niveles. Es por esto que CorpArtes ha proveído de un tour virtual por la exposición, además de organizar tours guiados y recorridos educativos, específicos para grupos de estudiantes y profesores. Algunas de las obras destacadas son:

  • “Forever: Bicycles”, con 1.254 bicicletas de acero
  • “Safe Passage”, diez columnas del Archivo Nacional de Chile cubiertas con miles de salvavidas recuperados de la isla de Lesbos en Grecia
  • “Sunflower seeds”, la famosa instalación elaborada con 15 toneladas de semillas de girasol de porcelana hechas a mano
  • “Ley de viaje”, una patera colosal con figuras inflables con refugiados en una balsa

 

 


La exposición “Inoculación” permanecerá abierta al público en CorpArtes, Santiago de Chile, hasta el día 9 de septiembre de 2018. Posteriormente se instalará en Brasil. 



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